28 de septiembre de 2016

Cruzado de pasta en base de leguminosa roja

La cocina es un tanto irreverente; sobre todo si vamos a cocinar y debemos hacerlo con lo que hay; si es que  hay algo. Por cosas de la vida tenia el guiso del pollo que hice hace dos días y hoy estaba haciendo la base de la pasta con carne de res y se me ocurrió hacer un "cruzado". (No voy a pedir disculpas a los italianos, luego que probé de una chef italiana,una pasta rellena con auyama dulce y licor de almendras.(Calabaza)


En Venezuela nos encantan las mezclas y cruzar cosas. A la época de sequía la llamamos verano y a la de lluvia con mas calor, le decimos invierno. Por cariño le decimos "gorda" a las flacas y viceversa. Desde la colonia, nos gustaban tanto las mezclas que aparecieron los zambos, y los pardos que resultan de la mezcla de blancos, indios y negros, (africanos o afro -descendientes). En la cocina, tenemos un máximo ejemplo que es nuestra Hallaca. Es una masa de maíz, rellena con guisos y con adornos nativos y europeos y cubierta o forrada en hoja de plátano y amarrada con "pabilo". El guiso lleva pollo, carne de res y cochino. Un triple cruzado; (al menos no lleva pescado.)

El cruzado de pasta, ocurre en la creación de lo que tienes. Los granos mezclan muy bien con las pastas; de hecho, una Miss Mundo venezolana popularizó la pasta negra que era con caraotas negras o habichuelas negras o leguminosas negras. (Depende del país, el nombre). Preparé un guiso de pollo, como un caldo que se deja consumir por varias horas hasta que se espesa. Primero se sofríen los verdes como cebolla, cebollín, pimentón rojo picadito y cilantro. Sobre el sofrito se coloca el pollo hasta que se selle. Luego le coloco agua, pasta de tomate natural, salsa inglesa, sal y pimienta, y lo tapo. Al estar listo, se reserva y cuando estñe frío se desmenuza el pollo y se regresa a la cazuela. 

En otra olla se prepara la carne molida con salsa o pasta de tomate. También inicio con un sofrito sencillo de cebolla y pimentón. Se agrega la carne hasta que selle y luego le agrego la pasta de tomate y espero a que espese. Al estar casi lista, le puse brócoli picadito. Se reserva.

Por último se hace la pasta. Usé una pasta larga, una que me regaló mi hermana; la corta casi no se consigue en ninguna parte. Al estar lista la pasta (al dente) se coloca en el guiso de pollo hasta que termine de cocinarse. El emplatado es la pasta con pollo que se le agrega la salsa de carne encima, sobre una base de caraotas rojas. Tenía un poco de queso criollo blanco que rallé y se lo coloqué esparcido. Les cuento que sabe bien, aunque me van mejor los dulces.

El resultado es muy venezolano. Un cruzado.

Conqué de chocolate sabroso, (Ponqué con lo que haya)

Cuando no ha casi nada en la nevera, de repente metes un hit. Así pasó hoy con una nueva variante de la receta “super requeté” probada de chocolate. Sin leche, ni harina, pero esta vez con un poco de aceite y un poco de azúcar, fue que resolví.

Cuando es un postre rápido, se usa la licuadora. 
Siempre y en este orden se coloca: primero dos huevos, y luego, (que me quedaban cinco cucharadas) el azúcar. Sobre el azúcar se coloca el aceite que tengas; yo tenía media taza. Como no había leche le coloqué tres cucharadas de harina de arroz con cinco cucharadas de maicena para espesar., junto con cinco o seis cucharadas grandes de polvo de bebida achocolatada; cualquiera sirve. Yo digo que siempre es mejor el cacao en polvo; pero en este trance uno usa lo que sea. Como no tenía harina de trigo, le agregué tres paqueticos de galletas tipo “María” trituradas, que son de harina de trigo.

Encima como para hacer la leche de arroz, le puse una taza de agua fría, con el polvo de hornear como una cucharadita y una pizca de sal. Se licua bien y va por media hora al horno en un molde enharinado. (Se debe decir enmaiceneado). Recuerden que cuando huelen a torta, le falta 10 minutos para estar lista.

Les muestro la foto de mis comensales en el almuerzo, disculpen que no fue 10 minutos antes.

Resumen:
·         2 huevos
·         Media taza de azúcar. Si no tengo le pongo refresco de colita
·         Media taza de aceite, si no tengo le pongo margarina. Si tampoco, a veces le pongo queso amarillo que es grasoso. Hasta mayonesa he usado en vez de huevios y aceite y no le aporta sabor a una torta
·         3 paquetes de galletas dulces tipo “María” en vez de harina
·         1 taza de agua con tres cucharadas de harina de arroz. Si tengo leche la uso
·         5 cucharadas de polvo de bebida achocolatada. Mejor si consigues cacao en polvo
·         5 cucharadas de maicena
·         1 cucharadita de polvo de hornear

·         Pizca de sal

Me cuentan si le cambian cosas. Recuerda que la receta solo sirve para tener una idea de lo que lleva; después, el que cocina es el corazón. Por eso, cocinar de pie y para alguien, sea sin dudas, un acto de amor.

21 de septiembre de 2016

Pastá con leche

Como siempre, lo primero es abrir la nevera y ver que hay. Teniendo un poco de azúcar y una taza de leche en polvo, me provocó hacer uno de los platos mas emblemáticos de la cocina venezolana, pero igual de los mas difíciles, al final (junto con la arepa, los tequeños, el pabellón, la polenta, los tres leches....)

La lata de leche condensada casi no se consigue, pero he descubierto que con cierta paciencia y con agua, leche en polvo y azúcar, se puede uno aproximar bastante a su sabor. Eso es lo primero, se colocan dos tazas de agua en la licuadora, con una taza de leche en polvo o al menos 7 cucharadas soperas de leche en polvo y una taza de azúcar. Este líquido se coloca a fuego lento hasta que tome cierta consistencia espesa. Cuando las grasas de la leche hacen su trabajo con el azúcar, adquiere ese sabor acaramelado que tanto reconoce uno en la condensada. (Puedes apurar el proceso si agregar una o dos cucharadas de maicena)

A la par, uno hace el mejor arroz del mundo. Para dos tazas de arroz yo coloco tres de agua. Hay muchas técnicas, pero esta proporción no falla. Si lo quieres un poco blando, le agregas media taza mas. 
El problema es que no tenía arroz tampoco. ¿Cómo hacer el arroz con leche sin arroz?. Nuevamente a la nevera, a ver lo vacía que algunas veces se encuentra; pero lo que había "usable" era medio paquete de pasta corta muy pequeña, que es lo que conseguimos a veces.

Rompiendo paradigmas.
Pues igual. El arroz es salado y sirve para dulce, igual la pasta y no se ha usado. ¿Por qué no? De esto se trata este blog, de inventarnos, de celebrar la vida, de construir, de re inventar y re inventarse...
Entonces, decidí hacer "pasta con leche", un postre frío, pastoso, que se hace de igual forma que el arroz con leche. Le agregué un acento que no lleva para que al menos fonéticamente se parezca. Una vez que tienes la pasta lista, la mezclas con la condensada casera y a fuego bajo, sigues con el tratamiento. No tenía pasitas pero si tenía ciruelas y se las piqué finas en juliana al final. Al colocarlo en el pote al final, le coloqué canela en polvo, y al refrigerador por un día. El resultado a mi no me ha gustado tanto, pero a la gente con lo que lo comparto si le gustó. A ver ustedes y me cuentan.

Ingredientes:

3 tazas de pasta pequeña, que recuerde en tamaño al arroz
Para la leche condensada:
2 tazas de agua
1 taza de leche en polvo. Si tienes leche líquida, quitas el agua
1 taza de azúcar. 
pizca de sal
Gotas de vainilla que no tenía, le agregué unas gotas de extracto de almendras

Para la preparación:
Se mezcla todo, y al punto de espesar, se le agregan las pasa o las ciruelas. Si te parece estresante gastar mucho tiempo hasta que espese la leche condensada, le puedes agregar a la mezcla, una o dos cucharadas de maicena. Al colocar en la pieza de servir, espolvoreas con canela en polvo.(redundancia, sorry)
Ojalá te sirva. Creo que podemos agregar a la pasta a la lista de ingredientes para hacer postres. Se me ocurre que puede servir como harina, si la muelo antes.(Para tortas, pero es otra receta)

Alberto

PD: Una compañera de trabajo me dijo "esto sabe a manzana y le queda bien". ¿Manzana? noooo. Y de repente me acordé que se me acabó la leche y para aliviar el espesado, le agregué jugo de manzana que tenía. Le pueden agregar a la receta si quieren, media taza de jugo de manzana.

18 de septiembre de 2016

Orinokia

¿Por qué los venezolanos tenemos esta gran pasión por el chocolate? 

Quizá sea porque es el cacao, originario de américa del sur, quizá sea porque crecimos comiendo chocolates hechos en el país o quizá sea porque es tan venezolano en origen, como nosotros. Dicen que el cacao nació en el sur del lago de Maracaibo. 

Hace un tiempo escribí una novela corta que aun no he publicado. En ese mundo de fantasía en la que convivían dos príncipes imperiales, nace el amor alrededor del comercio del cacao. Era 1462.
La protagonista conocía el secreto de los dioses para hacer chocolate, y esta es la receta que este personaje, me contara mientas escribía la novela. Este es un extracto:

" Esa noche, en Orinokia, Ima tuvo un sueño. En él, los Dioses le recordaban antiguas recetas que habría escuchado del rey, por ser princesa y mucho más por ser la más bella. Ima conocía el secreto de los dioses del sur, y  extrañas historias que habría escuchado en Majnú a lo largo del viaje como quién si fuese un príncipe, le contaba los secretos sagrados a las estrellas. Ella recordaba en el sueño que Majnú venía del norte y que su nombre era el “regalo de los dioses”, aunque su gente lo habría comprado como esclavo por 100 semillas de Cacao, eso costaba un esclavo entonces.

Por el paso por la selva recogió algo de cacao aunque el mejor venía del norte, en la ruta misma del imperio del norte, allá donde los indios viven en el lago sobre estacas de madera.  El fruto estaba recién tomado de la mata y todavía faltaba extraerle sus secretos. Ima abrió con sus propias manos el gran fruto, siguiendo lo indicado en su sueño  y extrajo de su interior, algunas semillas babosas y húmedas. Los habitantes, los que vivían en Orinokia, tejían unas cestas de paja y cerradas por lo bien tejidas, que eran perfectas para la fermentación de la semilla.

Colocó en la cesta hasta llegar al tope, una gran cantidad de semillas de cacao y la cubrió con hojas de plátano.  Durante 5 días y 5 noches noches, las semillas se fermentaron, todo olía a cacao, su olor mezclado con la humedad llenaba el espacio. El olor era tan poderoso, que hasta los insectos danzaban en su honor. El olor se metía por la piel, hasta llegar al torrente de sangre y hacer que todo se convirtiese en una mezcla de deseo y pasión.

Estaban re escribiendo los rituales antiguos, propios además, de Orinokia aunque la enseñanza viniese desde los imperios. Los indígenas, ya por herencia, por memoria colectiva, conocían ese olor y a lo que estaba asociado. Los que acompañaban a Ima sabían que algo divino estaba pasando. El propio Majnú, se mantuvo callado viendo a la Princesa brillar desde su interior. Era una danza perfecta entre los dos saberes, uno innato y el otro contado por él, pero sin saber porque lo sabía.

Al quinto día de la fermentación, cortó las hojas de plátano y extendió las semillas fermentadas y ácidas, debajo del sol de las riberas de Orinokia. Por las noches tuvo el cuidado de taparlas y protegerlas de la lluvia y el frío. Así, por cada día y por varios días mas, hasta que el grano se hubiera secado y perdido el olor. Ese día el grupo que acompañaba a la princesa, volvieron a respirar normalmente.

En la misma piedra donde cocinaban el manioc, el casabe, una torta hecha con una planta que llamaban Yuca amarga, colocó Ima sus semillas secas y ácidas para tostarlas. Era secreto de los dioses, el punto hasta donde podían calentarse  sin que  el fuego hiciera que perdieran sus olores, esencias y sabores. Es allí donde se abre el maravilloso grano y saca la almendra de su interior, con la semilla aun caliente.

Ima pasó horas moliendo en piedra como lo habrían hecho los antiguos del imperio del norte, aquellos que enseñaron a Majnú, produciendo una pasta de fino grano, sabía que a mas finura mayor sabor. Majnú conocía el secreto de cómo hacer el manioc, lo habría aprendido durante tres lunas de camino.
Los indígenas sabían tejer unos cilindros de paja, que tenía la capacidad de cerrarse y exprimir todo lo que se colocara allí. Lo usaban para extraer el veneno amargo de la yuca que convertiría en el pan chato que era la comida tradicional de la llanura. Mientras veía a Ima moler el grano, quizá llegó a decirle lo que sabía.

-Princesa, los habitantes de Orinokia extraen el veneno de la raíz de yuca, quizá puedas extraer bondades de la almendra del cacao.

En el mismo tejido, conocido como sebucán, Ima colocó la pasta molida y logró separar, no el veneno como en la yuca, sino las grasas y  el cacao de fino polvo, al secarse. Ella misma, colgó de un árbol el tejido, y para que se contrajera y sacara los secos y líquidos, se colgó ella misma en el sebucán haciendo peso en el otro extremo, hasta que todo el interior hubiese salido y llenado de aceites, a una mitad  de una semilla hueca grande que llamaban tapara y que se usaba para comer o procesar alimentos.

Ese día la princesa vestida de sol, mandó a su gente a buscar el extracto del licor de las flores de los árboles, una melaza de sabor agradable, inspirador, que estimulaba los sentidos. La miel de abejas era conocida en el llano, sabían seguir a los insectos y con sumo cuidado extraer el licor espeso sin llegar a ser picados. De los pobladores del norte de Orinokia, obtuvo las tortas de Casabe preparadas y tostadas en piedra al fuego. Y procedió a elaborar aquello que solo pudo nacer de la conjunción del sol y la luna, del cuerpo y el espíritu, del agua y del fuego.

Molió Ima, hasta una finura extrema las tortas de casabe seco y tostado. Le incorporó la pasta seca del cacao hasta unificar la mezcla. Luego, poco a poco y hasta que formara una pasta le agregó la grasa del cacao. Le agregó, suficiente para poder amasarlo los las manos y poder extenderlo nuevamente. A esta masa le agregó la miel de abejas, sin perder la consistencia. Trabajado con las manos extendió la masa nuevamente sobre la piedra de fuego hasta dejarla tostada y seca. Las guardó en un lugar fresco en la choza cerca del río
.
Los habitantes de Orinokia también conocían el maní, una semilla de agradable sabor que igualmente entregaban como tributo a los imperios, mientas que la gente de la selva conocían a una semilla mágica, de poderes esenciales que llamaban Merey.

Ima, en el sueño y en las historias vagas de Majnú logró percatarse de la importancia de los pesos. En la selva no tenían como pesar, pero Ima que era inteligente, logró bajo una rama, colocar otra a lo largo. De cada lado logro colocar un junco de paja del cual colgaba una cesta tejida. De un lado, cuidadosamente colocó las semillas tostadas y en el otro las tortas de manioc. Luego colocó las semillas peladas y tostadas de un lado, que se balanceaban con el regalo de las flores, en el verano. Todo era, como la vida misma, un equilibrio. Y así vivían en Orinokia, en Paz. Vivían en la conjunción los imperios que en ese sitio, en la tierra de gracia, habían logrado consolidar la paz. 

Ima mezcló sobre ambas semillas finamente molidas en piedra, nuevamente el néctar de las abejas con manioc molido y produjo una pasta como la miel misma, dulce, pura. Ima tuvo cuidado de excitar  los sabores usando la sal marina, producto que solo comercializaban los habitantes del mar, allá donde llega la mano de los dioses. Ima tuvo cuidado de colocar solo tres semillas de maní por cada cinco semillas de merey. El merey fue por mucho tiempo una fruta prohibida por los dioses, pues brotaba la semilla hacia afuera como amenazando a los que la veían. Hasta los pájaros se asustaban en su presencia y ni siquiera se atrevían a picarla. Quizá era porque pensaban que el secreto estaba en el fruto y no en la semilla, como por mucho tiempo hubiera pasado con el cacao.
 Esta pasta de semillas de maní, y  merey tostado, junto con la miel y el manioc molido, amasada cuidadosamente, la colocó encima de las tortas que había guardado y las adornó con unas hojas de plátano de Orinokia.

A los quince días, después de la tercera luna llena, Majnú, el acompañante de la princesa del sol, el venido esclavo del imperio del norte, probó la comida más deliciosa que se hubiera podido imaginar, nacida del amor, del conocimiento,  y por sobre todo, del conocer los secretos de los dioses que solo se llegan a compartir con algunos pocos. Ese día, Majnú fue completamente feliz, porque intuía lo que Ima ocultaba aún.
Todos los acompañantes de la princesa, todos los que comieron de la comida sagrada y vieron a la princesa vestida de oro, fueron de los que comenzaron a tejer la leyenda del Dorado."

Quizá esta historia los motive a leer mas adelante la novela completa. Ya todo está consumado, nada me pertenece ya. Los protagonistas ya viven, ya habitan en las páginas y en las letras. Pero hoy me acordé de Ima Tintaya y de Orinokia. Miré en la nevera y me di cuenta que tenía algunas cosas, no iguales al cuento y a la receta de Ima, pero, hice mi mejor esfuerzo.

ORINOKIA

Ingredientes:

Una taza de maní 
Una taza de leche
5 cucharadas de azúcar o miel, como en la historia
7 cucharadas de polvo de cacao o de chocolate
Casabe o como en este caso tortillas de maíz o trigo
2 cucharadas de harina de arroz
pizca de sal
5 cucharadas de maicena
1 huevo completo
Esencia de vainilla o almendras, media cucharadita
1 cucharadita de margarina

Preparación:

Las recetas rápidas, no como la de Ima que dura 5 días, las hago en licuadora. Se coloca el maní, el azúcar y el huevo primero para que emulsione todo y se mezclen los aceites esenciales, luego coloco la leche y lo demás. Se licua bien.

Le coloca a fuego lento hasta que espese. Luego se coloca una capa en un recipiente y se alterna cono una capa de casabe. La última capa siempre es el chocolate con maní o con merey.

Buen provecho. 
Si le suena raro todo, puede pensar en que es una oportunidad para romper paradigmas y atreverse. Recuerden que cocinar es un acto de amor y como tal, requiere de creatividad, interés, curiosidad, agradecimiento y humor.


15 de septiembre de 2016

Pasta o manjar de chocolate con nueces


Ya esa crema del título, muy apreciada por nuestros paladares, se ha vuelto muy costosa y reservada para ocasiones especiales, algunas crepes o tortas. En la onda de inventor en la que ando, preparo recetas con lo que tenga, ya no se puede planificar. En ausencia de harinas, leche, aceite y azúcares, he tenido que probar con otras opciones. La cocina se vuelve entonces como un laboratorio. Como ya les conté, he podido adquirir goteros, pesas, balanzas, medidas, paletas, todo como para poder conseguir equivalencias. Esta semana y en oferta encontré nueces y chocolate en polvo, ambas cosas en oferta.
Ayer y pensando en el postre de hoy, me acordé de la pasta de avellanas y entonces, emprendí un viaje a lo desconocido. Les cuento esta historia ya que el producto fue muy interesante.

Como iba a hacer una sola  ración, saqué la licuadora. Debí decidir si iba a torta o a manjar. Con huevos y sin harina, lo mejor era el manjar, y es más rápido. Entonces, tal cual lo hice: se coloca una taza de leche de lo que tenga. También un huevo completo, un puñado de nueces en vez de avellanas, cinco cucharadas de azúcar, siete cucharadas de chocolate en polvo, cinco cucharadas de fécula de maíz o maicena, pizca de sal, gotas de esencia de almendras,  y ya.

Al licuarse quedó poco espeso, entonces le agregué tres cucharadas de harina de arroz y al final tres paqueticos de galletas dulces redonditas tipo “María”, las que se usan para hacer la Marquesa de Chocolate. Luego se lleva a fuego bajo, revolviendo sin parar, para que no se pegue y hasta que se vuelva,  por la fécula y el azúcar,  en un manjar espeso y aromático.

Dejé mi ración en la nevera y luego que me acordé la saqué y me senté. La mezcla del arroz, el chocolate con las nueces y la esencia de almendras, recuerda a la avellana con chocolate, increíble.

Sin dudas, las galletas sustituyen en parte a las harinas, igual la maicena tiene usos magníficos, si no hubiera tenido azúcar le colocaba refresco, sin huevo, he colocado mayonesa pero hay que tener cuidado. Ahora que no hay mayonesa si hay huevos. Las nueces tienen aceites esenciales que se mezclan con las harinas y que en resumen, generan una alternativa viable, fácil, y sabrosa.


Si la volviera a hacer, quizá le agregaría una cucharada más de chocolate en polvo, o quizá una barra de chocolate con leche para que le dé cremosidad. Igual, el producto vale la pena. Me cuentan como les queda…

4 de septiembre de 2016

Torta de pan, pero de galletas, y con zanahoria

A veces, abrimos la nevera y pensamos que ya si es verdad que no tenemos nada para hacer un postre. Pero siempre hay. A veces hay una cosa, a veces la otra. 
Se trata de usar nuestras mejores fortalezas de carácter para ello, que son la curiosidad e interés, y la creatividad. A ello le agregamos un poco de gratitud, dos cucharadas de humor, y se coloca todo con la capacidad de amar y ser amado, ya que la cocina, de seguro, es un acto de amor. 

Esas son las fortalezas que usamos para cocinar, pienso yo, y según el test VIA de la Psicología Positiva del Dr. Seligman.

Dice la Psicología Positiva sobre la creatividad:

Pensar en nuevas formas de hacer las cosas en algo esencial en su forma de ser. Usted nunca está satisfecho haciendo las cosas de la forma convencional si existe un modo mejor...
 Esta vez tenía zanahorias, tres paqueticos de galletas "María" y como siempre, la fécula de maíz. No tenía harina. La primera vez la cociné como torta, pero la segunda, como es muy pastosa, la hice como quesillo, por eso en vez de 2 huevos agregué tres.

Se prepara el molde con cuatro cucharadas de azúcar hasta que se ponga color ámbar y se deja enfriar, como en la receta del quesillo. En una licuadora coloqué una taza de jugo de piña. dos tazas de zanahoría cruda, tres huevos y licué junto a la vainilla y sal.

Ese líquido se coloca en un recipiente y se la agrega media taza de avena, que espesa, (no mas de media porque luego sabe mucho a avena), 3/4 de tazas de maizina, una cucharadita de clavos de olor, pizca de sal y tres paquetes de galletas "María" o similar,  trituradas, cuando no tenemos harina.

Esta vez en el licuado le agregué media taza de nueces que me habían regalado. Se mezcla bien hasta que queda homogénea y luego al horno a 380 por una hora. Para saber si está lista, lo hacemos como en la receta del quesillo. Igual, si me sigues, ya sabes que 10 minutos después de que sientes el olor de la torta por primera vez...

Ingredientes:
1 taza de jugo de piña
2 tzas de zanahorias crudas picadas
1 cucharadita de clavos de olor (Mosca...! no son clavos de ferretería)
1/2 taza de avena en hojuelas
3/4 taza de maizina (Fécula de maíz)
3 paqueticos de galletas "María" triturados a polvo
1/2 taza de nueves sin la cáscara... jeje
3 ñemas (Huevos completos)
Cucharadita de vainilla
Pizca de sal

La mezcla es increíble. Sabe a torta de pan, pero no tiene harina salvo la de las galletas.Si eres celíaco, no le pongas las galletas o le pones galletas de celíaco.  La mezcla de la piña y la zanahoria, recuerda a la torta de cambur. Cosas de los sabores. Pienso que un toque de canela en vez de la vainilla quedaría mejor. Si lo hacen me cuentan ya que es difícil que vuelva a preparar otra vez la misma receta, una vez que hice todas las variantes.

Alberto


Referencias:
  •  Seligman, M, (2011) La auténtica felicidad. Caracas: Gráficas Lauki. Pág. 378. “Usted cuenta con la posibilidad de escoger el rumbo de su vida. Puede elegir una existencia que, en mayor o menor medida, favorezca estos propósitos; o sin duda puede optar por una que no tenga relación con ellos. De hecho puede escoger una que los obstaculice reiteradamente…Una buena vida consiste en obtener una felicidad auténtica empleando sus fortalezas todos los días en sus principales ámbitos. La vida significativa añade otro componente: utilizar esas fortalezas para fomentar el desarrollo del conocimiento, el poder o la bondad. Una existencia semejante se haya cargada de sentido, y si Dios llega al final, se trata de una vida sagrada”
  • Seligman, M.(2016) Test VIA Disponible en, https://www.authentichappiness.sas.upenn.edu/es/testcenter   y recuperado en abril de 2016