José es docente también. Dictaba los talleres en la empresa
sobre inclusión digital en los operadores. Cuando dictaba talleres corridos de
8 horas solo tenía una hora para comer, a veces lo acompañaba a comer rapidito.
-“Cuando uno dicta talleres hay que comer ligero para que no
te de sueño”, dijo
Siempre traía lo mismo y era torta de queso criollo con
jojotos. A mí me parecía un postre pero tenía la cualidad de ser salado-dulce
por lo que podía ser ambas cosas.
-“Esta torta La hacía mi familia y yo aprendí a hacerla.”
De hecho, muy orgulloso me dio la receta, pero
entre que se me perdió y a que casi no se consiguen los ingredientes a la vez,
es que decidí como siempre hacerla a mi manera
-“Si vas a hacer cualquier cosa, ¿para qué pides la
receta?”, me dijo un día.
Y es verdad. Quizá sea para tener una idea de la magia de
las combinaciones; a veces algo no sale porque falta alguna cosa. Tiempo
después en una reunión donde Gudelia, “el templo de la comida peruana”, nuestra
amiga común Lele amablemente llevó esta torta, compartió la receta, y con
algunas variantes, es que agrego:.
- · Lleva queso duro criollo blanco, del que es salado un poco. 200 gramos. Se ralla y se deja aparte un poquito para cubrirla antes de meter al horno
- · 1 taza de leche
- · 1 taza de azúcar o de papelón rallado (Si usamos papelón va a recordar a los golfeados venezolanos que tanto nos gustan)
- · ½ kg de jojoto tierno (Choclo, maíz entero)
- · ½ cucharadita de sal
- · 1 cucharadita de polvo de hornear
- · 1 taza de harina leudante o mas hasta alcanzar el punto de torta
- · 1 cucharadita de maicena
- · 6 huevos enteros
Esta torta se podría hacer con todos los ingredientes
licuados, menos la harina que se coloca cernida después. Pero el queso licuado
es diferente al queso rallado, son dos tortas distintas. Si licuas todo podrías
rellenarla con frutas en almíbar o alguna mermelada, y con helado encima. Con
el queso rallado se come sola.
Luego de cernir y colocar la harina, colocamos la mezcla en
el envase y lo que dejamos de queso
rallado, lo ponemos encima. Al hornear
queda dorado, crujiente y salado. Quizá es por eso que puede ser un postre o un
acompañante del almuerzo.
Ayer, mi sobrina me regaló 5 mazorcas de maíz tierno y un kilo de queso criollo. En vez de abrir una lata de maíz, la cocina a veces
necesita, conocer el material, sentirlo en las manos, olerlo, desgranarlo, como
se hacía antes. Eso tenían las recetas
que uno lee del siglo pasado, la pasión…
Una parte la hice como torta y otra como ponquecitos. Mejor fueron los ponquecitos.
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