9 de noviembre de 2016

Chicha por limonada


Meter "chicha por limonada "es como meter "gato por liebre", o lo que en comida quiere decir elaborar un sucedaneo que no necesariamente implica engaño como en las frases anteriores, aunque el diccionario si dice que sería como de menor calidad. Hacer que la gente aprecie una comida, y que por su aspecto se imagine una cosa, pero que al probar se de cuenta que se trata solo de eso y que los sabores son distintos, es una manera de activar la imaginación.  Lo importante es que el sustituto sea rico.

Tal es el caso del plato de hoy, que parece un "Dominó de vainilla y chocolate" pero que en realidad es un ponqué de cambur y ciruelas. Cuando preparé este plato, en realidad si estaba pensando en el "Dominó de chocolate" y pensé en las muchas formas que hay para elaborarlo. Una de ellas es esta historia. Esta vez fue sin receta previa, solo saqué de la nevera lo que tenía a la mano y lo puse sobre la mesa. La historia comienza por unas suculentas ciruelas negras sin semilla que tenían cercana la fecha de caducidad. Esta vez, la intuición preparó las otras proporciones.

Como en el Dominó o marmoleado, me imagino que hay que hacer una pasta base y luego dividir en dos partes. La parte base entonces fue la de cambur, como para no trabajar de mas. Como siempre, los huevos primero, luego el azúcar, el polvo de leche, la vainilla, el agua y dos cambures. Se licúa bien:

  • 2 cambures, (bananas),sin concha. Les cuento que ayer hice una de cambures con la misma concha y le da un sabor interesante. Antes de comer busqué en Google acerca de lo comestible de la cáscara del plátano y resulta que es además muy beneficioso para la salud. Activa algunos neurotransmisores que ayudan a disminuir el estrés. Cuando la vuelva a hacer les cuento acerca de las fuentes bibliográficas.
  • 4 huevos completos
  • No tenía azúcar entonces usé 3/4 de tazas de papelón rallado
  • 1 taza de leche en polvo
  • 1 taza de agua
  • pizca de sal
  • cucharadita de vainilla
  • 1 cucharada rasa de maicena
  • 3/4 tazas de aceite comestible. (Yo ahora pienso por como me han salido las cosas, que lo mas necesario para hacer una torta son el acete y la harina de trigo. Ya hemos probado bien con maicena, mantequilla, mayonesa y etc)
Luego de licuar bien, separo el contenido en dos partes, la primera va al molde, la segunda queda en la licuadora, pues le agrego dos tazas de ciruelas negras peladas y sin semilla. Al licuarse queda bien oscura, lo que recuerda un poco al color del chocolate. Esta mezcla se agrega en el molde sobre la primera. Con una cuchara le di dos vueltas para crear el efecto marmoleado. Luego al horno a 380 grados por 1 hora, o a 1 hora y 10 minutos mas, después de que olamos a torta.

Creo que esta vez, me aproximé bastante a lo que un ponqué casero debe ser. Un poco de frutas, que recuerdan a nuestras madres haciendo tortas de cambur porque "era bueno por el potasio que tenía"; ahora sabemos también que favorece la formación de serotoninas.

Lo mejor de inventar, es mirar las caras de los que prueban lo que hacen, sus miradas, comentarios; no solo si está sabroso o no tan bien. Se trata de observar; siempre en el conocimiento de que escuchar nos enriquece, nos nutre. La escucha, es una parte percepción, una parte interpretación y una parte es validación. O sea, ves a la gente probar, interpretas lo que observas y luego como quien conversa, indagas y compruebas si lo que observaste coincide con lo que la gente siente. La indagación para quien le gusta cocinar, es una extraordinaria herramienta de feedback y de mejoramiento continuo, a la par que nos sirve para recibir la verdadera recompensa: las emociones positivas compartidas.

Una recomendación: amigo o amiga, lector o lectora; nunca dé por supuesto u obvio lo que siente al comer. No de por sentado de que "si se lo comió todo, es que le gustó". Quién cocina solo espera recibir una señal, un gesto, una picada de ojos, una sonrisa, cualquier cosa. Basta una palabra. Salga del mundo de la obviedad, y comparta con la gente lo que siente; ya que es lo que espera escuchar quien cocina. Las emociones positivas, como dice la Dra. Punset, son contagiosas. Entonces coloquemos nuestro grano de arena en hacerles mejores los días, a nuestra familia o a nuestros compañeros de trabajo. Hagamos la diferencia.

Alberto

PD: por cierto al plato de hoy lo podemos llamar, "Dominó de frutas"




1 comentario:

Alberto Enrique Lindner dijo...

En realidad el dicho "ni chicha ni limonada", o lo que quiere decir que ni una cosa ni la otra. Pero en este caso si es una. Aplica mas "meter gato por libre" que se parecen.