Los venezolanos comemos
arepas; más aún en la condición de cuarenta en la que vivimos ahora en marzo de
2020. Las arepas son un plato tradicional que se hace con harina pre cocida de maíz,
sal y agua y se cuecen en sartén o budare hasta quedar tostaditas por fuera. Su
magia, también reside en los rellenos. Es parte de la venezolanidad; las
mezclas de olores, sabores, texturas y colores.
Las clásicas, se rellenan con queso blanco rallado o con guisos de carne
o de pollo. También las hay de granos o frijoles negros (caraotas) con queso blanco
(dominó), o la reina “pepiada” con
pollo, aguacate y mayonesa. En fin, cualquier cosa es buena para el relleno.(Pepiada es como chévere en venezolano)
Las arepas también tienen
variantes; con la misma masa se pueden hacer fritas, a la plancha, a las
brasas, en budare. También hay variantes según la región y entonces se pueden
ver mezcladas, grandes, redondas con hueco en el medio, o las llamadas telitas. Cuando un venezolano va a una
arepería, el asistente le pregunta,
-“Le saco la masa?”, o también, -¿”Con o
sin mantequilla?.
La gente mayormente prefiere que le saquen la masa para que entre
mas guiso. Con la masa no funciona. Por años he pensado ¿qué uso se le podría
dar a la masa que se saca y posteriormente se bota?. He pensado en freírla, como
“chicharrón de masa”, (queda muy grasosa pero rica), reamasarla en otra nueva
arepa, mezclar con huevo y freírlo (ese sabe bien), o agregarle salsa de tomate
y pensar que son ñoquis…(ese también me gustó). Pero nadie lo hace. Los restaurantes
de arepas podrían inventar con la masa que botan.
En estos días de encierro y
sin pan en la alacena, he tenido que comer muchas arepas pero hasta que se me
acabe la masa. Me acordé entonces de las telitas de mi amiga “Guachamacoli”
(traduce del inglés, “como lo llamas”, What are you call it), o también “la
morocha” como la llamamos también, casada por supuesto, con su morocho. A veces
nos llama para invitarnos a cenar “telitas”. Las telitas son arepas muy finas
que un cuchillo se pueden picar por la mitad y ser rellenada con cualquier
cosa. Lo bueno es que no se pierde nada de masa. Ella definitivamente lo hace
con un amor tal, que podría ser comparado con comida de dioses. (Dioses
areperos)
Amasaba con mucha paciencia y
por más de media hora la harina de maíz, hasta que quedara en un punto exacto
de consistencia. La aplanaba con sus dos palmas dándole giros a la arepa que se
formaba, donde sus tres dedos centrales
de la mano izquierda se cerraban para garantizar la circularidad del
producto. No tendrían más de medio
centímetro de espesor, y así las colocaba en una plancha muy caliente para que
se formara la concha externa crujiente; las tomaba amorosamente con las manos
sin quemarse, para lanzarlas en las rejas del horno, donde terminarían su
cocción. Y con todas en el horno, las colocaba en una cesta de paja, con una servilleta blanca
de lino y algodón bordada en las orillas que al ser colocadas en ángulo,
permitia que las tres puntas se cerraran en el centro para mantener el calor y
el aroma.
En la mesa habían todo tipo
de quesos, rellenos, salsas, mantequillas y untables. Cada quién comía lo que
le era más propio; su propio relleno, su propia mezcla maravillosa. Comíamos todos,
lo mismo que había en la mesa, pero la verdad es que nadie comió lo mismo nunca.
Es una danza maravillosa del compartir de la familia, y que Dios mediante
volveremos a celebrar. Entiendo que el Ajiaco colombiano de alguna forma,
comparte esta tradición, donde cada quién termina de preparar su propia sopa.
Mi padre era así con sus cenas; cada bocado era distinto al otro.
Pues de tanto hacer arepas
en estos días, y con la metáfora de que son redondas y son ciclos que
seguramente terminan, fue que pensé en hacer mi propia versión de las telitas.
Pero no cualquier telita, esta debería ser hecha en el núcleo familiar, por lo
que debería ser divertido para niños, ser suculentas, tostaditas y
preferiblemente dulces. Otra premisa es que no se le botara masa al ser
rellenada. Esta receta dulce, para hacerla con nuestros hijos o nietos en la
cuarentena, puede ser rellena con salado o con dulce. Si va a rellenar con salado no le
coloque azúcar a la mezcla.
Me recordó los días que
hacía panquecas (pancakes) con mi madre en la cocina de atrás de la casa, que
era como un patio de la vieja casa, al que ella le mandó a hacer un techo de
madera. Allí construyó su templo mágico. Lo único era que cuando llovía con brisa,
había que entrar un tiempo.(O sacar un paragua)
Entonces, resumo lo que
llevamos y hagamos magia. Haremos una arepa tostada que permita ser doblada sin
quebrarse, que se pueda rellenar, que sepa rico, que sea divertido hacerla y
preferiblemente dulce. Hice muchas pruebas y versiones. Las hice con
camburcitos pasados por fuego, con vainilla y canela, con queso crema, con
cacao en polvo y otras variantes. Creo que para compartir algo con ustedes, le
doy la versión que más me gustó. No pude hacer estudio de mercado y darle a
probar a mucha gente como es usual. Voy.
Telitas dulces de maíz con relleno de cacao criollo
Ingredientes
Las telitas:
·
Como una taza de
harina de maíz precocido
·
2 ó 3 tazas de agua
(ya no se acentúa la o, pero da miedo que piensen que son 203 tazas de agua)
·
3 cucharadas de
harina de trigo
·
Pizca de sal
·
1 cucharadita de
polvo de hornear
·
2 cucharadas de
aceite
·
1 huevo grande
·
2 cucharadas de azúcar
Un pote de 250 gr de queso
crema, preferible sin sal (Si no hay, he usado crema de leche pero no es lo
mismo)
·
3 cucharadas de cacao
en polvo
·
2 cucharadas de
chocolate en polvo
·
5 cucharadas de
azúcar impalpable
·
1 taza de nueces
pulverizadas en licuadora
·
1 cuchraradita de
esencia de almendras o de vainilla
·
una cucharadita de
leche
·
pizca de sal
·
opcional: cambiar el
queso crema por leche condensada o por arequipe
Se mezcla bien el queso
crema con el azúcar, la vainilla, el cacao y el chocolate en polvo. Luego se
agrega una cucharadita de leche completa y por último las nueces molidas. Se
revuelve bien hasta hacer una masa espesa, compacta y todos los materiales se
hayan mezclado bien.
Secreto: Si tostamos muy
ligeramente las almendras antes de licuar, activamos los aceites internos y se
espesa mejor. No conozco la química del proceso, es solo ensayo y error
Desde las emociones
positivas de la Psicología Positiva pienso se activan muchas emociones
positivas, sobre todo si se hacen con los niños. Se activan fortalezas de
carácter como el interés, la curiosidad, el amar, y todo los que se hace en
grupos.
Opción 2 del relleno o toping:
Como se hace en familia, se
pueden hacer dos o tres topping incluyendo en de camburcitos “pasados”. Se
colocan tres o cuatro camburcitos muy maduros en un sartén, se coloca agua
hasta que tape la mitad de un cambur y se agregan como 5 cucharadas de azúcar,
con vainilla y canela. Se deja que se evapore el agua y quede como melado.
Luego se hace puré con un tenedor.
Otra opción es igual pero
con fresas (Strawberries)
Cocción de las telas:
Precaliente a fuego alto un
budare o sartén engrasado. Previamente mezcló todos los ingredientes secos e
hizo una pasta de igual consistencia que las panquecas, muy espesa sin ser
líquida. (La consistencia del atol) La harina de maíz a diferencia del trigo,
va absorbiendo agua con el paso del tiempo y se seca, por lo que quizá deba
agregarle más agua.
Se coloca con un cucharon,
una porción en el budare y la mueve para
que se extienda o lo hace con el mismo cucharón en forma circular. En poco
tiempo comienzan a salir burbujas, queriendo decir que se deben voltear. Si queda poco cocida se puede voltear otra
vez. Se colocan en un plato y se llevan calientes a la mesa. Las que sobren se
pueden comer frías como merienda con o sin relleno
Estas telitas han sido mi
acompañante en tiempos de cuarentena. Dios nos bendiga. Cómanlas saladas también
Alberto